La exposición que prepara el artista daimieleño mantiene la línea de mostrar arquitecturas interiores que, a través de la luz y las veladuras, se transforman en imágenes oníricas
gabinete de prensa
Diego Farto / Ciudad Real
El artista daimieleño Miguel Carmona da estos días los últimos retoques a la colección de pinturas y grabados con las que salvará un vacío de varios años sin hacerse protagonista en exclusiva.
Carmona, que es un habitual de los concursos y de las muestras colectivas, recurre a la galería Aleph para reforzarse en la línea de trabajo que está siguiendo desde 2008, la apuesta por mostrar arquitecturas interiores llenas de ensoñación y simbolismo, los mismos que impregnan Loock scroll, el cuadro con el que quedó finalista en el premio de Pintura y Escultura de CCM 2008.
Carmona ya tiene decididas las veinte piezas que formarán la muestra, en la que figuran lienzos con medidas superiores a los dos metros y otros de menor tamaño y algunos grabados, más fáciles de vender en los tiempos de crisis.
Entre unas y otras recoge diferentes estructuras arquitectónicas, abunda en las líneas rectas, tanto si son espacios ya abandonados como si son modernos edificios en servicio.
En cualquier caso, la luz es fundamental, a través de ella, de sus reflejos en el suelo o de sus sombras tras una columna, Carmona va perfilando el simbolismo que hablan del ser humano, aunque a veces ni siquiera esté presente en el cuadro.
Pero la columna, el juguete abandonado o un letrero inútil dan cuenta de una situación en la que la mano del ser humano ha sido decisiva, aunque haya caído en el olvido.
La actual fase creativa de Miguel Carmona recurre a ambientes con una cierta veladura, lo que traslada al espectador una sensación de irrealidad soñada, como el recuerdo de algo que se vio y no se acabó de comprender. Ahora el artista daimieleño lo redescubre, detiene la imagen, para que el espectador acabe de recomponer la escena, le de sentido. Pero no es tampoco una exposición de melancolía efectista. De vez en cuando hay movimiento congelado, la vida sigue, Miguel Carmona da la sensación de que podría seguir mirando y volver a detener la imagen en otro momento.
En cuanto a lo que le queda por delante hasta que el próximo día 12 se celebre el acto de inauguración, Carmona señaló que todavía le queda trabajo: «Una vez que las obras ya están definitivamente seleccionadas, es sobre todo montar, poner marcos y dar algunos retoques, pero todavía es bastante».
En cualquier caso, el artista compagina esta tarea con su trabajo diario de restaurador en Valdepeñas y «seguir viviendo con la familia, no puedes dejar de ser padre». Con lo que la próxima semana cuenta con tener poco tiempo libre.
Por último, Carmona recordó el déficit de salas de exposiciones que padece actualmente Ciudad Real, que resta posibilidades a los artistas para mostrar su obra y vender. «Por eso tengo que estar muy agradecido de poder ir a la galería Aleph», señaló.
Etiquetas: MIGUEL CARMONA
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